Arrecian las verdades de a puño.
Cada vez son más, porque la gente va perdiendo el miedo. Esto es muy inquietante, porque revela frustración en la sociedad. Y toda frustración lleva a la violencia. La crisis se agudiza, con plena concienciadel gobierno.
Vea lo publicado en La Nación, hoy 22 de Agosto de 2006. Lo resaltado es nuestro.
Editorial I
La destitución de Boggiano
La Corte Suprema de Justicia -integrada por conjueces- ratificó lo resuelto por el Senado de la Nación el año último y confirmó la destitución del doctor Antonio Boggiano como integrante de ese máximo tribunal de Justicia. La decisión se basó -aunque nunca se dictó un fallo de destitución, como exige la Constitución Nacional-, en el contenido del voto de Boggiano en la causa Meller, que declaró inadmisible un recurso extraordinario contra un laudo del Tribunal Arbitral de Obras Públicas, siguiendo estrictamente la jurisprudencia invariable de la misma Corte. Por ello es trascendente esta decisión porque, a falta de otras razones de fondo, ha quedado establecido con total claridad que los jueces pueden ser destituidos en juicio político por discrepar con el contenido de sus sentencias, sin que se demuestre la existencia de prevaricato.
Que la diferencia de criterio, por más que tenga fundamento, pueda ser considerada causal de mal desempeño, como ocurrió en este caso, es una absoluta aberración. La mayoría de los conjueces recurrió al remedio formal de rechazar el recurso extraordinario planteado por el ahora ex ministro de la Corte, sosteniendo que su contenido político lo hacía irrevisable por el máximo tribunal. Se evitó así entrar en la cuestión de fondo, convalidándose un criterio altamente peligroso para el futuro institucional. Ya no habrá libertad de pensamiento judicial y así los magistrados no podrán interpretar las leyes con independencia. Si lo hacen y contrarían el pensamiento de las circunstanciales mayorías políticas podrán ser sometidos a juicio político. El sofisma funciona de este modo: el juicio político es político, no se ajusta a las reglas del derecho y, si falla contra derecho y su resolución es recurrida, el tribunal de derecho -la Corte- dirá que no puede entender en el caso porque el tribunal precedente es político. Con lo cual se cierra el circuito perverso que se ha dado en llamar "razonamiento circular". La sana doctrina quedó a cargo de la minoría, cuyos integrantes sostuvieron que el control de la opinión de los jueces expresado en las sentencias lesionaba "irreparablemente la imparcial administración de justicia y, con ella, la división de poderes".
En consecuencia, crecerá aún más el desprestigio del sistema judicial argentino si, como anticipa esta sentencia, se confirma la tendencia a pedir juicios políticos por mera disconformidad política, jurídica o ideológica con los fallos de los jueces. Al perder los magistrados la inamovilidad que la Constitución les garantiza, la independencia de los poderes quedará vulnerada. Boggiano es reconocido internacionalmente por sus valiosas contribuciones al derecho y, en particular, a la jurisprudencia de la Corte. Nadie ignora sus aportes al derecho internacional privado y su defensa de los derechos humanos, tanto en la jurisprudencia de la Corte como en sus estudios de doctrina. Resultaba absolutamente injustificable, pues, su destitución del máximo tribunal y menos con un procedimiento tan injusto como arbitrario. No hay nada peor para nuestra Corte que el pensamiento único. Con ello desaparece toda noción de independencia de poderes. Es de lamentar que sean los propios jueces quienes no hagan respetar la independencia del poder que integran. Se perdió una gran oportunidad para ello, pues la invalidez de la causa de destitución de Boggiano estaba fuera de toda duda.
Eludir el tratamiento del caso ha sido un pésimo recurso. Coincidimos con lo sostenido por el distinguido jurista Néstor Pedro Sagues, que en estos casos de gravedad institucional se resuelve "quién es el intérprete final de la Constitución: la Corte Suprema de Justicia, cuando emite una sentencia cualquiera, o el Senado, cuando en el fallo que pronuncia en el juicio político, descalifica a aquella sentencia de la Corte y remueve por mal desempeño al juez que la ha firmado. Si se entiende que el veredicto senatorial no es revisable después judicialmente por la Corte sobre el fondo de su razonamiento, por resultar facultad exclusiva de esa sala del Congreso, la consecuencia es que dicha Cámara pasa en verdad a perfilarse como intérprete supremo de la Constitución..." Es de esperar que los demás poderes acepten que los fallos de la Corte descansan en el derecho y no en la política, sin lo cual el deslizamiento hacia la concentración total del poder seguirá pronunciándose, y nuestro sistema de gobierno quedará así definitivamente desvirtuado. En el caso Boggiano, lamentablemente, se ha perdido otra oportunidad de reafirmar la independencia de nuestra vapuleada Justicia. Link corto: http://www.lanacion.com.ar/833529
Pero los lectores también muestran su ira.
La "historia oficial".
Señor Director:
"Nos informamos por los diarios que el juez Caro, que entendió en la causa del soldado Carrasco, fue eximido de culpa ante el pedido de juicio político presentado por un miembro del Consejo de la Magistratura. "En octubre de 1994, siendo diputado de la Nación, presenté un pedido de juicio político para el mismo juez. En junio de 1995 fue denegado por la Comisión de Juicio Político, no obstante existir pruebas suficientes como para destituirlo. Seguramente fue por una orden emanada de la Casa Rosada en aquellos tiempos.
"El cargo fundamental que se le imputaba era que había permitido el ingreso de personal del Ejército en la investigación y en el armado de lo que se llamó la «historia oficial». No sólo lo permitió, sino que le solicitó al juez militar que le enviara copias del sumario que sustanciaba, en la «que se investiga la muerte del conscripto Carrasco», para incorporarlo a su expediente. Este hecho está totalmente vedado por la actual legislación.
Lo que requería el juez, debía ser prohibido por él mismo.
"Permitió además que accionaran, dentro del caso, jefes de Inteligencia y otros 35 miembros para pergeñar la mencionada «historia oficial». "El juez Caro fue declarado inocente ante testimonios abrumadoramente adversos, mientras que un subteniente y dos soldados fueron condenados por homicidio a 15 y 10 años de cárcel, sin ningún tipo de pruebas. "
Ante tan bochornosos sucesos, el Ejército pretendió lavar sus culpas canjeándolas por el servicio militar obligatorio, con la condición de que Caro fuera absuelto. "Ahora estamos ante el mismo caso. ¿Y por qué? Porque hay que salvar a Caro. La caída del juez supone la caída también de magistrados y de una cadena de oficiales de la más alta graduación, que llegaría al general Balza. "Es decir, que para «salvar la institución», injustamente se pudrieron en la cárcel tres personas, y Caro, el gran culpable, fue exculpado."
Víctor Peláez
Diputados de la Nación (M.C.)
LE 6.462.198
Miedo de jubilados
Señor Director:
"Escuché al Presidente decir que no le tiene miedo a nadie, pero le quiero recordar que los que sienten miedo son los miles de jubilados cuyos expedientes están archivados en el Juzgado de San Martín, encontrándose algunos de hasta 25 años de espera que aún no han cobrado lo adeudado. "Doy como referencia dos nombres, ambos hermanos míos, Alfredo y Juan Lamela, el primero ya fallecido, con 21 y 25 años, respectivamente, de espera.
El responsable es el señor Massa, director de la Anses, junto con el grupo de abogados y jueces que no dan lugar al cobro de estos juicios, ya que viven apelándolos. Sería conveniente anular los juicios por reajuste, a no ser que se esté especulando con la sobrevida de los titulares, lo que sería una verdadera vergüenza que no le hace bien a esa administración."
Enrique Lamela
DNI 1.737.661
"Me dan pena"
Señor Director:
"En cada vez más ocasiones escuchamos al presidente Kirchner echar mano, respecto de cualquiera que no apoye obsecuentemente cuanta actitud autoritaria se le ocurra, a una muletilla: «Me dan pena». "Pues qué pena que le den pena. En realidad, ya lo que da pena es la Argentina y todos los ciudadanos que aquí tratamos denodada e infructuosamente de no convertirnos en súbditos del gobierno «reinante». "La Argentina lamentablemente da pena porque ya perdió su condición de república. De democracia (por ahora) sólo nos quedan las elecciones y, si Dios se apiada de nosotros, todavía nos queda la prensa libre, a la que hacen denodados esfuerzos por amordazar. Es LA NACION la abanderada en la lucha por la defensa de los derechos de la que otrora fuera una república respetable. Gracias por ser nuestra voz y no se den por vencidos."
Inés Gallino
inesmai@hotmail.com
Y el superavit fiscal tan publicitado, ¿dónde está? ¿para pagar al jefe de los grupos de choque gubernamentales, delincuentes como D' elía?
Sin tomógrafo
Señor Director:
"Escribo indignada: mi hija necesita una tomografía computada, para descartarse una posible tuberculosis, y en el hospital que le corresponde por el Plan Jefes y Jefas, el Ramos Mejía, ¡oh! maravilla, el tomógrafo no funciona. "Hemos tratado de comunicarnos con el área de salud de la ciudad de Buenos Aires y es imposible. Me produce eso que se llama vergüenza ajena. Tanto ampliar veredas u obras de gran envergadura, como peatonalizar la Plaza de Mayo... ¿Por qué no se ocupan de los hospitales?"
Cecilia Schneider
ceciliaschneider@ciudad.com.ar
Cada vez son más, porque la gente va perdiendo el miedo. Esto es muy inquietante, porque revela frustración en la sociedad. Y toda frustración lleva a la violencia. La crisis se agudiza, con plena concienciadel gobierno.
Vea lo publicado en La Nación, hoy 22 de Agosto de 2006. Lo resaltado es nuestro.
Editorial I
La destitución de Boggiano
La Corte Suprema de Justicia -integrada por conjueces- ratificó lo resuelto por el Senado de la Nación el año último y confirmó la destitución del doctor Antonio Boggiano como integrante de ese máximo tribunal de Justicia. La decisión se basó -aunque nunca se dictó un fallo de destitución, como exige la Constitución Nacional-, en el contenido del voto de Boggiano en la causa Meller, que declaró inadmisible un recurso extraordinario contra un laudo del Tribunal Arbitral de Obras Públicas, siguiendo estrictamente la jurisprudencia invariable de la misma Corte. Por ello es trascendente esta decisión porque, a falta de otras razones de fondo, ha quedado establecido con total claridad que los jueces pueden ser destituidos en juicio político por discrepar con el contenido de sus sentencias, sin que se demuestre la existencia de prevaricato.
Que la diferencia de criterio, por más que tenga fundamento, pueda ser considerada causal de mal desempeño, como ocurrió en este caso, es una absoluta aberración. La mayoría de los conjueces recurrió al remedio formal de rechazar el recurso extraordinario planteado por el ahora ex ministro de la Corte, sosteniendo que su contenido político lo hacía irrevisable por el máximo tribunal. Se evitó así entrar en la cuestión de fondo, convalidándose un criterio altamente peligroso para el futuro institucional. Ya no habrá libertad de pensamiento judicial y así los magistrados no podrán interpretar las leyes con independencia. Si lo hacen y contrarían el pensamiento de las circunstanciales mayorías políticas podrán ser sometidos a juicio político. El sofisma funciona de este modo: el juicio político es político, no se ajusta a las reglas del derecho y, si falla contra derecho y su resolución es recurrida, el tribunal de derecho -la Corte- dirá que no puede entender en el caso porque el tribunal precedente es político. Con lo cual se cierra el circuito perverso que se ha dado en llamar "razonamiento circular". La sana doctrina quedó a cargo de la minoría, cuyos integrantes sostuvieron que el control de la opinión de los jueces expresado en las sentencias lesionaba "irreparablemente la imparcial administración de justicia y, con ella, la división de poderes".
En consecuencia, crecerá aún más el desprestigio del sistema judicial argentino si, como anticipa esta sentencia, se confirma la tendencia a pedir juicios políticos por mera disconformidad política, jurídica o ideológica con los fallos de los jueces. Al perder los magistrados la inamovilidad que la Constitución les garantiza, la independencia de los poderes quedará vulnerada. Boggiano es reconocido internacionalmente por sus valiosas contribuciones al derecho y, en particular, a la jurisprudencia de la Corte. Nadie ignora sus aportes al derecho internacional privado y su defensa de los derechos humanos, tanto en la jurisprudencia de la Corte como en sus estudios de doctrina. Resultaba absolutamente injustificable, pues, su destitución del máximo tribunal y menos con un procedimiento tan injusto como arbitrario. No hay nada peor para nuestra Corte que el pensamiento único. Con ello desaparece toda noción de independencia de poderes. Es de lamentar que sean los propios jueces quienes no hagan respetar la independencia del poder que integran. Se perdió una gran oportunidad para ello, pues la invalidez de la causa de destitución de Boggiano estaba fuera de toda duda.
Eludir el tratamiento del caso ha sido un pésimo recurso. Coincidimos con lo sostenido por el distinguido jurista Néstor Pedro Sagues, que en estos casos de gravedad institucional se resuelve "quién es el intérprete final de la Constitución: la Corte Suprema de Justicia, cuando emite una sentencia cualquiera, o el Senado, cuando en el fallo que pronuncia en el juicio político, descalifica a aquella sentencia de la Corte y remueve por mal desempeño al juez que la ha firmado. Si se entiende que el veredicto senatorial no es revisable después judicialmente por la Corte sobre el fondo de su razonamiento, por resultar facultad exclusiva de esa sala del Congreso, la consecuencia es que dicha Cámara pasa en verdad a perfilarse como intérprete supremo de la Constitución..." Es de esperar que los demás poderes acepten que los fallos de la Corte descansan en el derecho y no en la política, sin lo cual el deslizamiento hacia la concentración total del poder seguirá pronunciándose, y nuestro sistema de gobierno quedará así definitivamente desvirtuado. En el caso Boggiano, lamentablemente, se ha perdido otra oportunidad de reafirmar la independencia de nuestra vapuleada Justicia. Link corto: http://www.lanacion.com.ar/833529
Pero los lectores también muestran su ira.
La "historia oficial".
Señor Director:
"Nos informamos por los diarios que el juez Caro, que entendió en la causa del soldado Carrasco, fue eximido de culpa ante el pedido de juicio político presentado por un miembro del Consejo de la Magistratura. "En octubre de 1994, siendo diputado de la Nación, presenté un pedido de juicio político para el mismo juez. En junio de 1995 fue denegado por la Comisión de Juicio Político, no obstante existir pruebas suficientes como para destituirlo. Seguramente fue por una orden emanada de la Casa Rosada en aquellos tiempos.
"El cargo fundamental que se le imputaba era que había permitido el ingreso de personal del Ejército en la investigación y en el armado de lo que se llamó la «historia oficial». No sólo lo permitió, sino que le solicitó al juez militar que le enviara copias del sumario que sustanciaba, en la «que se investiga la muerte del conscripto Carrasco», para incorporarlo a su expediente. Este hecho está totalmente vedado por la actual legislación.
Lo que requería el juez, debía ser prohibido por él mismo.
"Permitió además que accionaran, dentro del caso, jefes de Inteligencia y otros 35 miembros para pergeñar la mencionada «historia oficial». "El juez Caro fue declarado inocente ante testimonios abrumadoramente adversos, mientras que un subteniente y dos soldados fueron condenados por homicidio a 15 y 10 años de cárcel, sin ningún tipo de pruebas. "
Ante tan bochornosos sucesos, el Ejército pretendió lavar sus culpas canjeándolas por el servicio militar obligatorio, con la condición de que Caro fuera absuelto. "Ahora estamos ante el mismo caso. ¿Y por qué? Porque hay que salvar a Caro. La caída del juez supone la caída también de magistrados y de una cadena de oficiales de la más alta graduación, que llegaría al general Balza. "Es decir, que para «salvar la institución», injustamente se pudrieron en la cárcel tres personas, y Caro, el gran culpable, fue exculpado."
Víctor Peláez
Diputados de la Nación (M.C.)
LE 6.462.198
Miedo de jubilados
Señor Director:
"Escuché al Presidente decir que no le tiene miedo a nadie, pero le quiero recordar que los que sienten miedo son los miles de jubilados cuyos expedientes están archivados en el Juzgado de San Martín, encontrándose algunos de hasta 25 años de espera que aún no han cobrado lo adeudado. "Doy como referencia dos nombres, ambos hermanos míos, Alfredo y Juan Lamela, el primero ya fallecido, con 21 y 25 años, respectivamente, de espera.
El responsable es el señor Massa, director de la Anses, junto con el grupo de abogados y jueces que no dan lugar al cobro de estos juicios, ya que viven apelándolos. Sería conveniente anular los juicios por reajuste, a no ser que se esté especulando con la sobrevida de los titulares, lo que sería una verdadera vergüenza que no le hace bien a esa administración."
Enrique Lamela
DNI 1.737.661
"Me dan pena"
Señor Director:
"En cada vez más ocasiones escuchamos al presidente Kirchner echar mano, respecto de cualquiera que no apoye obsecuentemente cuanta actitud autoritaria se le ocurra, a una muletilla: «Me dan pena». "Pues qué pena que le den pena. En realidad, ya lo que da pena es la Argentina y todos los ciudadanos que aquí tratamos denodada e infructuosamente de no convertirnos en súbditos del gobierno «reinante». "La Argentina lamentablemente da pena porque ya perdió su condición de república. De democracia (por ahora) sólo nos quedan las elecciones y, si Dios se apiada de nosotros, todavía nos queda la prensa libre, a la que hacen denodados esfuerzos por amordazar. Es LA NACION la abanderada en la lucha por la defensa de los derechos de la que otrora fuera una república respetable. Gracias por ser nuestra voz y no se den por vencidos."
Inés Gallino
inesmai@hotmail.com
Y el superavit fiscal tan publicitado, ¿dónde está? ¿para pagar al jefe de los grupos de choque gubernamentales, delincuentes como D' elía?
Sin tomógrafo
Señor Director:
"Escribo indignada: mi hija necesita una tomografía computada, para descartarse una posible tuberculosis, y en el hospital que le corresponde por el Plan Jefes y Jefas, el Ramos Mejía, ¡oh! maravilla, el tomógrafo no funciona. "Hemos tratado de comunicarnos con el área de salud de la ciudad de Buenos Aires y es imposible. Me produce eso que se llama vergüenza ajena. Tanto ampliar veredas u obras de gran envergadura, como peatonalizar la Plaza de Mayo... ¿Por qué no se ocupan de los hospitales?"
Cecilia Schneider
ceciliaschneider@ciudad.com.ar
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